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Hace unos días, un apreciado amigo y lector del blog me escribió diciéndome que, a raíz de los artículos que publiqué sobre “Cincuenta Sombras” había escrito unas líneas dando una visión realista del mundo del sadomasoquismo y relacionándolo con los libros que tanto éxito estaban teniendo. La idea me pareció brillante.
Tan interesante me pareció la idea, que hoy he decidido publicar sus líneas, a modo de colaboración, en el blog, para que todos podamos disfrutar de sus conclusiones. Sin más, os dejo con sus palabras…
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Buenas, muchos me conocerán de otros sitios y para otros es la primera vez que tendrán contacto conmigo. Soy Malkav, intento de seductor (no por falta de motivación o ganas, si no por falta de mujeres apetecibles, ya que quien no encuentra mujeres acordes con sus gustos y por ello no seduce, no puede denominarse seductor, al igual que un beduíno del desierto, por muchas cañas que tenga y mucho que haya ensayado en el Oasis, no es un pescador) de Canarias que está buscando cómo fugarse de las islas en cuanto pueda (sácame del paraíso por Dios, que nunca pasa nada).
Al margen de estas consideraciones, muchos se preguntarán: ¿y de qué demonios va a escribir este hombre?
Una de las cosas malas del paraíso es que hay tiempo para mucho, y una de esas cosas ha sido tener un buen amigo, dominante de toda la vida (desde que tengo uso de razón, siempre lo recuerdo mandando a todos a hacer cosas, es algo natural en él), que se identifica con parte de esta forma de vida.
Es por ello por lo que, tras largas horas de charlas con él sobre lo que es el BDSM en realidad, lo que es para él, lo que hacen, lo que no hacen…  y tras leerme estos libros insufribles, he decidido escribir mi conclusión de lo que, juntando mis conocimientos sobre seducción y los suyos sobre BDSM (más los de ambos de literatura, que mi querido Caronte es la única persona que me iguala en volumen lector), hemos extraído sobre este conjunto de palabras (me niego a llamarlo libro, pues estaría elevándolo a la altura de Shakespeare, el Quijote… y es algo que no puede soportar comparación, así que lo dejo en conjunto de palabras, como hice con Crepúsculo en su día).
50 sobras de Grey es el Beatles de los Rolling Stones, la sacarina del azúcar, el Pop del Punk y el Rock, es decir, la versión bien vista por la sociedad de algo inmenso, brutal, devastador, profundo y que puede perder a una persona como cualquier cosa que merezca la pena probar.
Lo que nos venden en ese montón de palabras es algo bastante curioso: algo normativizado que te dice como debe comportarse una persona, sentir, un contrato… cuando la conclusión que yo he sacado de lo que me contó Caronte es justo la opuesta: dos personas hablan, se cuentan como son y ven si son compatibles y les gustan las mismas prácticas sexuales, porque te puede gustar la dominación pero no el sadismo, o el bondage… más que nada es un cajón de sastre donde personas con formas de sentir o excitarse ligeramente diferentes al misionero convencional van a parar.
Entonces, ¿por qué ha triunfado el montón de páginas este en cuestión? Porque, como dice Ignatius Farray, el problema no es que no sepas follar: es que no sabes follar bien. En una sociedad con divorcio, donde la mujer se ha liberado de la lacra social de la liberalidad y la famosa letra escarlata americana, ya no hay demasiada cabida para ese tipo de personas de misionero y dormir, y con este desperdicio de papel, miles de mujeres han encontrado que no están solas en sus “perversiones” (odio esa palabra, creo que Caronte lo define mejor como gustos), si no que hay muchas mujeres más a las que les gusta lo mismo.
Cuando el sexo deja de ser un Tabú social tan gordo, es cuando empiezan este tipo de libros y montones de palabras a coger fuerza, pero no es el primero: miremos la versión coca cola light descafeinada para niños de las relaciones BDSM (50 sombras de Grey es sólo light, porque cafeína trae algo, jejeje),  es decir, Crepúsculo, donde una niña tiene la máxima aspiración de casarse y tener un hijo con el señorito de la familia rica del pueblo antes de los 20 tacos. Eso sí, nada de sexo hasta el matrimonio (la única diferencia con 50 sombras de Grey, dado que, como dato curioso, diré que la autora de dicho montón de palabras era la que se dedicaba a escribir relatos eróticos usando a los personajes del  montón de palabras sobre los “vampiros” (las bolas de discoteca no son vampiros) y por eso la ficharon para escribir los folios de marras, es que en uno hay sexo a cascoporro y en otro es, como digo yo, eficaz y reglamentado sexo alemán diseñado por los mejores ingenieros para que sea visto por menores de edad, con el adecuado grado de amor y pasión).
¿Sólo has venido, entonces, para poner a parir el libro Malkav? No, ahora es donde viene lo esencial: en el mundo del BDSM, al contrario de lo que puede parecer, la gente es gente muy cuerda que tiene las cosas muy claras. Nadie hubiera aceptado como Amo o sumiso al Grey, por estar mal de la cabeza, y lo primero que le hubieran dicho a la protagonista nada más verla es: polvo, cigarro y cuando madures, vuelve.
La verdad, mi colega es un tío de lo más normal, de hecho en una discusión que tuvimos, me demostró que él y yo hacíamos exactamente lo mismo en la cama, sólo que él se molestó en ponerle nombres y es algo más autoritario, porque, al fin y al cabo… hoy día todos hemos atado a una mujer a nuestra cama (o al menos fantaseamos con ello), le hemos dado un par de tortas en el culo mientras follamos, le hemos vendado los ojos, y como eso, hemos hecho muchas más cosas de ese mundillo de las que suponíamos…
Es por ello por lo que me pregunto, como siempre…¿ qué clase de locura estamos cometiendo si criticamos lo que nos gusta, pero lo primero que compramos en la librería está lleno de ello?
Yo, como siempre, me voy a buscar una mujer inteligente, preciosa y que esté lo suficientemente loca como para que me guste. Pensad y no seáis buenos, que eso nunca trajo nada interesante 😉 .
Malkav

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