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En mi primer libro (La Anti-Seducción) hablaba de la importancia de tener una actitud calmada y tranquila frente a la belleza femenina. Es un tema del que poco se habla en el mundo de la seducción y que creo que merece la pena tener en cuenta. El físico de una mujer puede ser algo fascinante para un hombre, pero es de las últimas cosas que deberíamos tener en la cabeza cuando hablamos con ellas. 
En primer lugar, y ante todo, la mujer que tienes delante es una persona. Con emociones, sentimientos, ideas y experiencias. Merece la pena empezar conociendo esa parte de su personalidad primero.
En segundo lugar, ellas están hartas de que nosotros sólo estemos pendiente de lo muy o poco atractivas que son… y es muy patético ver que un hombre altera su estado de ánimo por el simple hecho de ver una mujer guapa. Esto es igual de ridículo como si nos pusiéramos a tono por ver un coche de lujo. Una cosa es que nos gusten los buenos coches y que los valoremos (lo cual es positivo) y otra muy distinta que eso altere nuestro estado de ánimo. Se nota a la legua cuándo nos impresiona su belleza… y cuando simplemente la “valoramos” como una cualidad más de todas las que tiene la persona que tenemos delante. Y ella no va a valorar positivamente lo primero, te lo aseguro.
Y, por último, centrarnos sólo en su belleza nos va a impedir hacer lo más importante: disfrutar. La velada es mucho más aburrida si toda nuestra atención está en su atractivo físico, que si nos centramos en divertirnos con su compañía, conocerla bien como ser humano, gastar bromas y hacer cosas interesantes. Su belleza no debería ser un imán para nuestra atención, sino un condimento positivo a una interacción fascinante por su fluidez y conversación.
Como siempre digo, que una mujer nos guste físicamente es necesario, pero no suficiente. Y nunca deberíamos quedarnos ahí.
Además, centrándonos sólo en su belleza le estamos dando todo el poder sobre nosotros, porque haga lo que haga, tendremos interés en ella. Mientras que si mantenemos una actitud “examinadora” (como bien dice Egoland), y nos interesamos por conocer qué hay más allá de esa apariencia, la balanza estará equilibrada y ambos participaréis con la misma actitud.
Esto no quiere decir que finjamos que su belleza no nos impresiona. Ni tampoco quiere decir que hagamos el infantil acto de insultarla suavemente para bajar su autoestima. Me refiero al natural y bello acto de ver más allá de su físico. Y empezar conociendo a la persona.
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