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Hay posturas y gestos que nos hacen conectar más con la persona que tenemos al lado y otros que nos hacen parecer distantes y fríos. No siempre hay que parecer cercano o distante, depende de la situación y de cómo se esté comportando la otra persona.

Tener el cuerpo orientado a la otra persona mientras hablamos con ella, es una forma de mostrar interés y generar cercanía. Es una forma de demostrar que la otra persona tiene toda nuestra atención. Por el contrario, tener el cuerpo mirando hacia otro sitio es una muestra de que lo que nos está diciendo no nos llama la atención especialmente.

Pues bien, no siempre es bueno orientar nuestro cuerpo hacia la otra persona, sino TODO LO CONTRARIO. La regla es que debemos orientar nuestro cuerpo cuando la otra persona realmente esté invirtiendo en la conversación y dándonos una interacción de calidad, y posicionarnos con el cuerpo mirando hacia otro sitio cuando no lo haga. Todo depende de la fase de la interacción en la que estemos, y de cómo se esté comportando la otra persona.

Hay que tener en cuenta que no es lo mismo estar de pie, que sentado (de pie es más cómodo, fácil e intuitivo estar orientado hacia la otra persona; pero por hacer lo mismo estando sentado es incómodo y, por ello, tiene que estar muchísimo más justificado para que sea congruente). Y tampoco es lo mismo hacerlo con ruido o sin ruido (con ruido está justificado estar más cerca de la otra persona; sin ruido no tanto).

Veamos algunos ejemplos:

  • Si estamos abriendo un grupo e iniciando una conversación con unas personas que no conocemos, será muy bueno NO orientar nuestro cuerpo específicamente hacia ninguna de ellas. En este momento nos interesa ser neutro e interesante desde lejos, sin prestar mucha atención a ninguna.
  • Si, por el contrario, ya tenemos cierta confianza con ella y se está abriendo para contarnos un problema, entonces deberemos orientarnos totalmente hacia la otra persona como muestra de interés.
  • Cuando estemos paseando no debemos hacer ningún esfuerzo por mirar o centrarnos en la otra persona, porque es un esfuerzo INNECESARIO e injustificado. Con este tipo de acciones nos vendemos muy barato.
  • En la barra de un bar, si hay ruido, por un tema de practicidad, será bastante intuitivo y natural, estar orientado hacia la otra persona. Porque no hacerlo sería realmente incómodo. Es decir que si no lo hacemos estaremos siendo ESPECIALMENTE distantes. Y si, por el contrario, no orientamos hacia nuestro interlocutor, no estaremos mostrando especial interés, porque simplemente es más fácil y cómodo. Aún así, incluso en este caso, no hay que abusar, y es bueno cambiar nuestra posición de vez en cuando.
  • En general, no debemos NUNCA tener nuestro cuerpo orientado mucho tiempo hacia la otra persona, pero eso ni es cómodo, ni es natural y es una muestra de necesidad de aprobación. Alguien con opciones sólo centra su cuerpo y atención total en la otra persona en momentos puntuales realmente intensos o interesantes y el resto del tiempo hace un poco “su vida” y mantiene un lenguaje corporal relajado sin orientarlo específicamente a nadie.

El resumen es que nuestro interés, tanto verbal como no verbal, debe ser “ganado” por la otra persona. Alguien que muestra interés corporal constantemente, simplemente se está vendiendo muy barato. Es por ello que nuestra postura debe centrarse en la otra persona sólo cuando realmente esté justificado.