Seleccionar página

Como hombres debemos intentar ser excepcionales. La mejor versión de nosotros mismos. Crecer siempre y mejorar en todo lo que podamos…y perseguir nuestro ideal humano. Pero eso no está reñido con la naturalidad.

Ser Alfa no significa hacer las cosas de forma impostada, forzada o artificial. Ser excepcional no siempre consiste en hacer cosas excepcionales. También consiste en ser capaz de NO necesitar hacer cosas excepcionales. Como siempre digo, no hay nada más impresionante que alguien que NO necesita impresionar.

Una mujer, a nuestro lado necesitará ciertas cosas extraordinarias…ciertos momentos de fortaleza y determinación. Necesitará que hagamos cosas. Pero eso será en momentos puntuales. El resto del tiempo necesitará de nosotros que seamos personas normales, simpáticas, divertidas, empáticas y no necesitadas que disfruten del momento, que fluyan con ellas y que sean naturales.

Digamos que, de fondo, tiene que haber NORMALIDAD.

Uno de los mayores problemas que tiene la Santa Doctrina de la Seducción es que nos animan a que metamos las cosas con “calzador”. Es decir, que no le dan importancia al hecho de que sea un buen momento para hacer ciertas cosas.

Se trata de encontrar un equilibrio. Alguien que mete las cosas sin venir a cuento, con prisas es alguien NECESITADO. Y alguien que nunca avanza o que no es capaz de tomar la determinación en el momento preciso es alguien con MIEDO. La clave está en encontrar un prudente, racional y poderoso término medio que nos mantenga en una normalidad y fluidez en la que avanzamos, pero sólo cuando la situación está propiciándolo.

No te preocupes, que a lo largo de la interacción habrá cientos de situaciones perfectas para mostrar nuestras cualidades Alfa…el tiempo juega a nuestro favor. Si somos realmente poderosos a nivel interno, antes o después habrá situaciones que lo evidencien. No necesitamos hacer nada más que estar ahí sin miedo de avanzar cuando sea preciso.

Pero es muy importante que mientras estemos ahí, fluyamos con el momento y seamos gente normal. Más o menos igual de natural y espontáneo que seríamos con un buen amigo, nuestro hermano o un compañero de clase. Ella necesita esa familiaridad, esa normalidad. Si no, jamás podrá confiar en nosotros, se sentirá insegura, incómoda y sentirá que algo NO va bien.

El proceso de conquista o atracción hacia una mujer podría resumirse en lo siguiente:

“Mantener una actitud de normalidad similar a la que tendríamos con un buen amigo, pero siendo capaces de ofrecer, en ciertos momentos puntuales, varios rasgos que la mujer necesita de nosotros como hombres.”