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En el primer artículo de esta sección hablé de la importancia de centrar nuestra conversación en hablar de la otra persona en vez de hablar de nosotros. Pero no sólo es importante hablar de la otra persona, porque eso es muy vago.

Dentro del concepto de hablar de la otra persona es importante centrarnos en las áreas de su vida que a esa persona le interesen. Todos tenemos áreas de nuestra vida que nos apasionan, otras que nos aburren y otras que nos tienen un poco acomplejados o traumatizados.

Cuando hablamos con una persona de nuevas…aún no conocemos su mundo. No sabemos qué le parece apasionante de sí mism@, ni qué áreas considera aburridas o traumáticas. Es por ello que tenemos que “fluir” y dejarnos guiar por sus comentarios, dejando que, aunque nosotros seamos los que estemos preguntando…en el fondo sea la otra persona la que esté dirigiendo toda la conversación. Y no os preocupéis que esto no es nada complicado. En cuanto la otra persona sienta que realmente la estamos escuchando, ella misma será la que nos saque los temas de conversación qué más nos interese.

Si una persona intenta conseguir que yo hable de mí mismo…no será igual que me pregunte por mi ropa que que me pregunte por mis estudios. A mí personalmente la ropa me puede dar igual y los estudios interesarme muchísimo. O viceversa, me puede encantar la ropa y tener un trauma con los estudios y no querer hablar de ese tema. Por mis comentarios, mi interlocutor debería saber percibir eso para evitar un tema y centrarse en el otro.

La gente por sí misma y de primeras NO va a sacar un tema que considera traumático, ni tampoco un tema que considere aburrido. Si nosotros no aplicamos ningún tipo de filtro a la conversación y si no intentamos “barrer para casa”, la otra persona, por sí sola en seguida irá sacando en la conversación las cosas que le parecen más interesantes.

Un error que cometen muchos hombres es que acaban haciendo comentarios y preguntas de lo que a ellos les interesa…en vez de callarse y/o centrarse en los temas que está sacando la otra persona.

Pero claro, no aplicar ningún filtro, ni barrer para casa…puede ser muy difícil al principio. Sobre todo para una persona que no ha trabajado sus habilidades sociales antes. No se puede pretender que alguien pase de 0 a 100 en una semana. Hay que ir interiorizando estas habilidades poco a poco. Fijándose objetivos intermedios.

La conversación ideal es aquella en la que hablamos de lo que a ella le interese, pero mostrando un interés y curiosidad reales por sus palabras…y, eventualmente, dando nuestra opinión sincera en los puntos en los que vemos que esa opinión puede ser útil…bien porque la ayudemos directamente, o bien porque estemos premiando su inversión.

Yo no digo que siempre haya que hablar de lo que las otras personas quieran. Pero habrá momentos en los que queramos que la otra persona se sienta cómoda, confiada y a gusto a nuestro lado…habrá momentos en los que querremos que la otra persona se sienta especial…y en esos momentos en los que queramos conectar con ella y premiarla…tendremos que utilizar estos recursos para que nos vea como buenos conversadores, personas interesantes y cercanas que sabemos escuchar y que la sabemos hacer sentir a gusto.