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La semana pasada hablé de utilizar nuestra zona de confort para incrementar nuestro éxito en la vida. Pero, como muy bien apuntaron varios lectores, hay veces en la que nuestra zona de confort no es suficientemente sólida como para darnos un éxito inicial desde el que empezar a crecer.

Siguiendo el ejemplo de la semana anterior…si somos fabricantes de natillas…lo primero será intentar vender natillas en nuestro entorno más cercano (zona de confort). Y, sólo cuando comprobemos que eso NO da resultado…entonces, y sólo entonces, tendremos que plantearnos cambiar el enfoque. Pero es importante ser eficientes e intentar generar resultados de la forma MÁS SIMPLE posible.

Cuando no tenemos éxito en nuestra zona de confort se puede deber a DOS motivos:

  1. Nuestra tribu no es la adecuada
  2. Nosotros no somos todo lo congruentes que debiéramos.

Y, por supuesto, que también se pueden dar ambas a la vez. Identificar en cuál de estas dos opciones reside nuestro problema es FUNDAMENTAL para poderlo solucionar. Porque la solución al problema será totalmente distinta en cada caso.

Probar distintas tribus (o nuevos mercados en el caso de las natillas) tendrá sentido SOLAMENTE cuando sea un problema del entorno. Pero si es un problema de congruencia (la calidad de las natillas) entonces será como cazar moscas a cañonazos.

Hoy dedicaremos el artículo a comprobar/saber si nuestra zona de confort es una buena tribu en la que desarrollarnos o no. Para responder a esta cuestión no hay un método científico, pero se pueden tener en cuenta ciertos consejos o trucos:

  1. Utilizar el sentido común. Lo más evidente suele ser lo más probable. Si a mí me encanta la música “heavy” y el rock duro y mis amigos de toda la vida son pijos…lo más probable es que sea un tema de cambiar de tribu.
  2. Conocer tus puntos fuertes. Una buena forma de saber si tu tribu es la adecuada es pensar en cuáles son tus puntos fuertes. Si tuvieras que resumir en 10 puntos tus mejores cualidades ¿qué cualidades serían esas? Haz una lista por escrito. Y una vez hecha, pregúntate: ¿La gente con la que me relaciono está culturalmente programada para valorar y admirar estas cualidades? Si, por ejemplo, dos de mis mayores cualidades son mi fuerza física y mi gusto al vestir…quizá no sea buena idea salir por círculos intelectuales. Al menos hasta que tenga dominadas mis tribus “naturales”.
  3. Conocer lo que NO te gusta. ¿Qué tipo de gente NO aguantas? ¿Qué se te da mal y no te gusta nada hacer? Os asombraría la cantidad de gente que sale por sitios que NO le gustan nada.
  4. Saber lo que sí te gusta. Una buena tribu es aquella en la que el tiempo pasa sin que me dé cuenta y en la que fluyo sin que mi mente tenga tiempo de pararse a pensar. Estaremos REALMENTE en nuestra tribu siempre que estemos disfrutando al 100% y fluyendo en todo momento. Todos hemos tenido momentos en los que nos hemos sentido así. Haz memoria y compara.
  5. Sentirse entendido. Una buena forma de saber si estamos en una tribu que nos valore realmente es pensar si nos sentimos comprendidos dentro de esa tribu. El grado de conexión emocional, intelectual y espiritual con la gente que nos rodea es básico para saber si estoy en una tribu que potencia lo mejor de mí y me hace estar a gusto o no.

Así que, antes de intentar viajar a tierras lejanas y probar cosas locas que no vayan con nosotros merece la pena sentarse con calma y ver si nuestros entornos son favorables o no…y cuál es la forma más fácil y eficiente de encontrar ambientes que sí lo sean. Simplicidad ante todo.