Seleccionar página

Nuestro cerebro funciona por estados de ánimo. Cuando estamos contentos, todo nuestro cuerpo recuerda cómo tiene que sentirse al estar contento. Sonreímos, nos relajamos, nuestra mente nos da ideas brillantes y nos permitimos disfrutar. Todo fluye. Cuando sentimos peligro, nuestro cuerpo se pone alerta, se bloquea, evita el contacto, busca la huída y se centra en sobrevivir.

La mente refuerza lo positivo y refuerza lo negativo. Nuestro cerebro es una máquina que está pensada para evitar el dolor y ayudarnos a obtener placer. Esto hace que cuando aparece un peligro, nuestra mente nos avise, en forma de miedo.

Está demostrado que el cerebro aprende un 30% más si se está disfrutando con la actividad, que si no. Si a mí me interesa y me apasiona lo que estudio, mi cerebro será una esponja. Si lo que estudio me parece aburrido, mi cerebro se bloqueará, se desconcentrará, etc.

Si yo disfruto al interactuar con mujeres, mi cerebro se va a relajar y me va a hacer funcionar a máxima eficiencia, sacando lo mejor de mí y poniendo en juego todo mi potencial. Si, por el contrario, estoy sufriendo, me estoy aburriendo, o estoy ansioso por obtener resultados, mi mente se va a preocupar de boicotearme, para evitar el dolor.

Todos tenemos alguna experiencia en la que, sin saber cómo, estábamos “sembrados”, tremendamente brillantes y todo salía como a “pedir de boca”. Ese día en el que “todo fluía” y que sabíamos perfectamente lo que teníamos que hacer.

Quizá ese día no teníamos tanto nivel como un seductor profesional, pero sí que estábamos en el máximo nivel posible dados nuestro conocimiento, experiencia y capacidad. Lo importante no es ser el mejor, sino ser nuestra mejor versión.

Y si controlamos nuestros estados de ánimo, nuestras habilidades se incrementarán exponencialmente.

Hay que empezar a plantearse que igual de importante que leer, saber y tener experiencia, lo es el empezar cada noche con un estado de ánimo buenísimo y con la energía alta.

Antes de salir… salta, ponte tu canción preferida, estrena tu camisa nueva, péinate como si no hubiera un mañana, baila, dedica unos minutos a decir tonterías y chistes a tus amigos, habla con todo el mundo, diviértete y céntrate en disfrutar de la vida al máximo en todos sus detalles. Si empiezas así cada noche…cada día…tu cerebro hará de ti la persona más brillante que jamás hayas conocido. Si no, hagas lo que hagas, tu cerebro te boicoteará.

Así que, merece la pena plantearse si queremos tener a nuestro cerebro ayudándonos o boicoteándonos…Con nuestro cerebro de nuestra parte…no hay límite.

Y todo merecerá la pena.