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Hoy os traigo una historia que tiene casi 20 años. Derek Redmond fue un corredor de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992. Era uno de los favoritos y, a mitad de carrera, sufrió una lesión gravísima en el tendón de Aqulies derecho (se le desgarró el músculo y parte del tendón) y cayó al suelo. Aún así, y con una de las lesiones más dolorosas que hay para un atleta, se puso en pie, y terminó la carrera, llorando de dolor….y eso sí, acompañado por su padre, que evadiendo todos los guardias de seguridad, saltó a la pista y le acompañó hasta la meta. Un vídeo muy emotivo. Un ejemplo más de que en la vida, lo importante no es no sufrir dificultades, sino la forma en que las afrontamos. Os pongo primero una versión en inglés, donde se ve sin alteraciones y de forma más realista y luego una, a mi gusto con demasiado “adorno”, pero que está en castellano. Espero que os guste.