Seleccionar página

Siguiendo las peticiones de varios lectores del blog, hoy os voy a hablar de mi amigo Eduardo.

Antes de nada, diré que Eduardo es un chico atractivo. No es un 10, ni un musculitos, ni un súper TB, pero sí que es alto y “mono” de cara. Aún así, su éxito va bastante más allá de su físico y, como en casi todos los tíos atractivos, su atractivo está más en la forma de vestir y en su lenguaje corporal, que en el hecho de “estar bueno” o ser guapo.

Al margen de su físico, su forma de vestir es totalmente congruente con alguien de valor y en su tribu, tiene un éxito increíble.

Eduardo es un chico alternativo que sale por sitios alternativos y con una cultura musical e intelectual sencillamente espectacular. De hecho es la persona que conozco que más sabe de música (lo cual es decir mucho, porque yo soy músico.

Digo esto para que se entienda que uno de sus mayores puntos fuertes, es que es una persona REALMENTE muy interesante y culta. Y su marco va totalmente en congruencia con eso. Eduardo es un chico muy encantador y muy educado, pero a la vez tiene una actitud y una serenidad realmente masculinos y fuertes.

Algo que comparten todos los naturales que conozco es la capacidad de mantener la actitud y aguantar la presión sin que se les note. Este es uno de los puntos fuertes que tiene Eduardo cuando se relaciona con una chica.

Y su forma de ligar es realmente curiosa. Eduardo no abre nunca por las buenas. Eduardo mira. Mira y mira, y vuelve a mirar y no mueve ni un músculo que no sea de los ojos. No tiene prisa y no hace NADA por ligar. Pero eso sí, mira creando una tensión sexual que estremecería a la actriz porno más consumada. Entre su pinta alternativa, su rollo interesante y su mirada dominante y sexual, mezclada con un total pasotismo a la hora de actuar hace que, poco a poco, la chica empiece a tener muchísima curiosidad por ese chico interesante que la está seduciendo con la mirada desde la otra punta del local, sin mover un músculo.

Explicaré cómo mira, porque es una técnica increíble. Él empieza mirando fijamente a una chica que, aún no se ha fijado en él. Y la mira fijamente hasta que ella, por casualidad se da cuenta de que él la está mirando. Hasta aquí todo normal. En ese momento, mantiene la mirada y se queda mirando de forma muy sexual hasta que la chica aparta la mirada. En ese punto, él ha comenzado la conquista. Su mirada es tan sexual que a la chica no la ha dejado indiferente y él sabe que la chica se ha quedado pensando en él y que le va a volver a mirar intrigada.

En ese punto, él crea hielo y deja pasar un tiempo prudencial para que ella le mire a él mientras él pasa de ella. Pasado ese tiempo prudencial en el que la chica le mira a él y él pasa de ella…es cuando él vuelve a mirarla fijamente como al principio, esperando que ella le vuelva a mirar. Mantienen las miradas y la mira fijamente hasta que ella aparta la suya. Y en ese punto, ya se ha establecido una comunicación entre ellos. Él sabe que se van a mirar cada vez con más frecuencia y que ha despertado un interés sexual brutal en la chica.

El resumen sería: Él la mira, aguanta la mirada y hace que ella la aparte; luego pasa de ella y la tiene pendiente de él; cuando ha dejado pasar un rato, vuelve a mirarla, etc…Pero claro, cada vez que se vuelven a mirar, las miradas son más intensas y la chica se va excitando poco a poco.

Además, nunca mira a una sola chica. Siempre mira a varias a la vez. Y va combinando. Se pone en una zona de la barra, en plan Alfa, con sus amigos y mientras charla, va mirando a una, a otra, creando hielo con una y con otra y generando una tensión sexual brutal con las 4 o 5 chicas que le parecen muy atractivas.

Esto es TAN efectivo que al cabo de media hora, las 4 o 5 chicas con las que se ha estado mirando “casualmente” acaban bailando o charlando cerca suyo. Como por arte de magia y, muy poco a poco, las chicas se van acercando a él. Es CURIOSÍSIMO. Él sigue sin mover un músculo, pero las sigue mirando a muerte. Las chicas se siguen acercando y se van excitando y poniendo nerviosas y ansiosas. Y al final, acaban acercándose a pedirle fuego o algo…en el momento en el que la chica hace eso, él ya sabe que ella está totalmente bajo su control.

Así que, de forma muy relajada, charla un poco con ella, pero sin mostrar interés alguno. Todo el interés lo genera con la mirada. No hace NADA de kino en ningún momento. Y cuando él nota que ella está relajada, entonces la besa en los labios y se la lleva a su casa. Fin de la historia.

No os dejéis engañar por su físico porque no es cuestión de eso. El secreto está en la forma en la que mira. Lo paciente, tranquilo y tremendamente sexual que es al moverse y al mirar. Tiene un lenguaje corporal excepcional y domina completamente la mirada.

Es muy parecido a cuando los leones se miran entre sí, o cuando los maestros de artes marciales están a punto de luchar. Es una mirada penetrante, decidida, agresiva pero tranquila. Y una cosa muy importante es combinar eso con luego pasar completamente de la chica y no mirarla en un buen rato. Porque si la miramos todo el rato, pareceremos violadores. Pero si la miramos 20 segundos como un “violador” y luego pasamos totalmente de ella, el efecto es desarmador, os lo puedo asegurar.

Se han dado casos en los que no le ha hecho falta ni hablar. La chica se ha ido acercando y al estar cerca suyo, él la ha besado sin mediar palabra y se la ha llevado a su casa sin saber su nombre. Realmente espectacular.