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Hoy os voy a hablar de mi amigo Álvaro. Álvaro es un chico muy curioso. Para nada es el típico seductor. Si le tuviéramos que definir en pocas palabras, éstas serían: soñador, despistado y encantador. En cuanto a mujeres se refiere, su fuerte son las súper TBs pijas de buena familia. Con ese tipo de chica es absolutamente infalible.

El caso de Álvaro es muy curioso, porque en apariencia es un frusco. Abre como un frusco, dice cosas de frusco, pero liga como una auténtica bestia de la naturaleza. Y os aseguro que NO es por su físico, al contrario. Tiene un físico mediocre.

¿El secreto de su éxito? Mezcla a partes iguales su papel de niño soñador y tierno, con una tensión sexual increíble a la hora de mirar y de generar complicidad con la chica. Él habla de cosas de niño, siendo despistado y soñador, pero lo combina con unas miradas criminales. La chica no sabe cómo se tiene que sentir, y esa mezcla de sensaciones le hacen ser un auténtico triunfador.

Otra de sus fuertes es que no le tiene miedo a ninguna mujer. No tiene miedo de acercarse a la chica más espectacular del local.

Para abrir, con una cara tremenda de despistado, como si estuviera soñando, y mirando un poco al infinito y se acerca a una chica de un grupo y dice muy, pero que muy educadamente:

Álvaro: perdona…tienes un cigarro?
Chica: sí (o no, da igual, eso es irrelevante)
Álvaro (con más cara aún de despistado): ah…oye, y tienes nombre?

La chica se ríe siempre, y no sólo la chica, las amigas de la chica y todo el mundo, también. Al decirlo, por un lado parece un niño pequeño, pero por otro lado se le ve que tiene más tablas que Moisés. Álvaro despierta muchísimo el el instinto maternal y la ternura, lo que hace que genere confort y romance con muchísima facilidad.

Cuando la chica le dice su nombre él se presenta y comienza a hablar con mucha educación aplicándole a la chica un solo amigueo brutal, pero encantador. Empieza a mirarla a los ojos, pero haciéndose el despistado. Lo hace todo con mucha calma. Tiene un rollo bastante extraño. A mitad de conversación Álvaro suelta algún piropo, pero con bastante gracia. Uno que le he escuchado alguna vez es:

Álvaro: ¿Tienes pilas? (con una cara de despistado tremenda)
Chica: ¿Cómo?
Álvaro: Sí, pilas, baterías.
Chica: No entiendo.
Álvaro: ¿No tienes pilas en serio? (con cara de preocupado y como si la chica le estuviera entendiendo perfectamente)
Chica: ¿¿??
Álvaro: ¿Los ojos te brillan de verdad sin pilas?

Sé que escrito así…no suena espectacular, pero os puedo asegurar que lo dice muy bien, porque lo dice totalmente serio, con una cara entrañable, pero Alfa, a la vez. Y además, se puede tirar 10 minutos preguntando lo de las baterías, sin resolver el piropo. Lleva la tensión sexual y la curiosidad al límite, combinándolo con muchas miradas.

Para cerrar con beso, siempre lo hace de la misma manera:

Álvaro: Lorena (o como sea), estoy encantado hablando contigo…creo que es el momento de darnos un beso especial de amigos…
Chica: ¿especial de amigos?
Álvaro: Sí, un beso especial de amigos…
Chica: No entiendo
Álvaro: Un beso de amigos especiales
Chica: ¿En la mejilla?
Álvaro: No, en la mejilla no sería especial…el beso especial de amigos es un beso en la boca…

La chica suele preguntar un poco más, y al final es ella la que le cierra a él. El secreto de este cierre es que está hablando del beso, pero parece que está hablando de pedir una copa. Lo dice igual de despistado e igual de despreocupado que todo lo demás. Y lo combina con unas miradas devastadoras, que crean mucha tensión sexual y mucha complicidad y sonrisas.

El resumen: una ternura y despiste brutal, mezcladas con una tensión sexual encantadora y totalmente atípica. Eso, sin miedo y sin necesidad, hace que, poco a poco la chica pierda todas las defensas posibles.

No os engañéis con los prototipos estándar de seducción. Álvaro cierra auténticos dieces. Chicas de infarto. Y todas las noches. Siempre acababa con alguna súper TB. Siempre. Normalmente con la mejor del local.