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La santa doctrina de la seducción ha promovido un concepto absurdo como pocos. Este concepto es un concepto doble. Por un lado dice que el miedo que siente un natural al interactuar con una mujer es exactamente el mismo que experimenta una persona sin éxito. Y, por otro, dice que la diferencia entre el natural y el frusco (la persona sin éxito) está, únicamente, en que el natural sabe manejar su miedo, mientras que el frusco no. Ésta es una de las mayores estupideces que he escuchado en toda mi vida.

Para empezar, los miedos de una persona JAMÁS podrán ser idénticos a los de otra, porque los miedos se basan en nuestra educación y en nuestras experiencias y la vida de cada uno es única. Por ejemplo, hay gente con miedo a volar y otra a la que no le da ningún miedo y gente con miedo a las arañas y aracnólogos que las adora.

Cada persona es única y tiene sus propios miedos. No hay nadie que tenga el mismo miedo que otra persona. Incluso aunque dos personas tuvieran miedo a volar, el miedo no sería el mismo, y el motivo del miedo tampoco sería el mismo, porque se basaría en creencias y experiencias distintas.

La diferencia entre una persona de éxito y otra sin él, es precisamente que el primero NO tiene miedo y el segundo sí. El primero ha tenido la suerte de tener una vida y una educación que ha reforzado la idea de que no hay ningún peligro en intentar las cosas y tener éxito…y el segundo se ha criado con un entorno que ha reforzado la idea contraria, y por eso tiene miedo.

Como siempre, esta creencia absurda tiene detrás un problema de marketing. Es mucho más fácil vender la idea de que la única diferencia entre alguien de éxito y alguien sin él, es que el que tiene éxito maneja bien el miedo con un par de trucos, y el que no lo tiene, es porque, simplemente, no ha aprendido esos trucos, pero que si los aprendiese, sería igual, igual, igual que el que tiene éxito.

Esto no sólo me parece estúpido, sino que también me parece ofensivo. Porque está frivolizando muchísimo los miedos reales a los que se enfrentan miles de hombres que son realmente incapaces de interactuar con otras personas. ¡Señores, seamos honestos! Alguien con pánico social no es, ni de lejos, igual a alguien con éxito. Y no. No tienen los mismos miedos.

Un natural que se ha criado viendo cómo su padre interactuaba con mujeres atractivas jamás podrá tener el mismo Juego Interno (y mucho menos los mismos miedos) que una persona que ha vivido una infancia de maltratos o de abandono, o que ha crecido en un ambiente represivo y castrante.

El miedo no se pierde de un día para otro. No es algo que se pueda quitar con un curso de 5 horas de práctica en discoteca. Nuestros miedos han tardado una vida entera en instalarse en nuestra mente y requiere de constancia, trabajo y meses poder llegar a quitarlos de nuestra vida. No frivolicemos este tema, por favor.
Que muchos profesores de seducción sigan teniendo miedo, porque en el fondo siguen siendo fruscos disfrazados y que hayan tenido éxito a pesar del miedo, tiene MUCHO mérito. Pero os aseguro que los naturales NO tienen ese miedo. Y me parece una meta muy limitante, vender la idea de que el objetivo de la seducción es manejar los miedos, en vez de eliminarlos.

Perder realmente los miedos es la única forma de poder tener una relación sana y feliz con las mujeres que nos rodean.