Seleccionar página


La santa doctrina de la seducción ha centrado casi todos sus esfuerzos (por no decir todos) en instruirnos en el arte del ligue nocturno, en discotecas. Esto tiene una razón de ser muy clara: la noche favorece el engaño.

Por la noche, una persona realmente valiosa no tiene mucho tiempo de demostrar su verdadera valía. Pero un farsante en cambio, puede montar un increíble número de circo y tener cierto éxito. Si el farsante hiciera ese mismo numerito por el día con sus compañeras de universidad (por poner un ejemplo)…sería un total fracaso, porque todo el mundo sabría que, en realidad, no es como aparenta ser. De ahí que los alardes de conquistas sólo se desarrollen en ambientes nocturnos donde prima el anonimato y la rapidez. En esos dos conceptos está la clave.

Algunos “visionarios” han intentado crear un nuevo horizonte explorando la posibilidad de ligar ¡de día! Madre mía, aquellos ya son casi herejes. Pero la herejía es de pega, porque son métodos que también se basan en esos dos mismos conceptos. Las chicas son completas desconocidas y se siguen basando en crear golpes de efectos muy rápidos.

Ese tipo de técnicas son equivalentes a las de un vendedor de enciclopedias que te vende muy bien el producto en el momento, pero al final todos sabemos que el producto en sí, es una porquería (por no decir una mierda).

En el superlativo mundo de la seducción, alguien que es capaz de ligarse a la chica más despampanante de una discoteca, sin conocerla previamente, es considerado un súper dios del universo (algunos incluso piensan en hacerles monumentos). Pero una persona que en su trabajo y en su vida es muy Alfa, que no tiene ninguna necesidad de resultados y que, simplemente, por su valía real, hace que las chicas se fijen en él, sin necesidad de que él haga nada por conseguirlo, se considera algo sin ningún mérito…¿Estamos locos?

¿A qué aspiramos? ¿A ser gente realmente valiosa y atractiva que haga que las mujeres se fijen en nosotros de una forma genuina y legítima? O ¿nuestra máxima aspiración en la vida es convertirnos en Spidermans disfrazados para montar un numerito por la noche cuando en realidad por dentro no hay más que inseguridades y complejos?

Tampoco estoy diciendo que todo el mundo que conozca chicas por la noche sea un farsante. Sólo digo que cuando una persona necesita el anonimato y la inmediatez para triunfar, es que las cosas andan muy mal en su Juego Interno.

Así que…merece la pena plantearse cómo de valiosos somos realmente y si estamos preparados para soportar la prueba de que una mujer nos conozca de verdad, por el día, sin hacer malabares ni saltos de trampolín.