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Una parte importante del Tapping consiste en aprender a puntuar la intensidad de las emociones. Esto nos va a permitir, por un lado, saber más acerca de nosotros, porque seremos conscientes de que tendremos áreas de nuestra vida que serán mucho más dolorosas que otras. Y, por otro lado, nos va dar la información necesaria para saber si estamos progresando y consiguiendo que la intensidad de los problemas bajen.

Para ello, puntuaremos la intensidad de las emociones de 0 a 10, donde 0 es la ausencia de la emoción y 10 es la emoción en su máxima representación.

Si, por ejemplo, estamos enfadados con nuestro jefe…en una puntuación de 10 estaríamos sintiendo un odio profundo con una agresividad tremenda que nos daría ganas de pegarle y un 0 sería una total sensación de tranquilidad. Si tenemos un enfado medio, lo normal sería sentir la emoción de la ira con una intensidad de 8, pero lo que estamos buscando una vez finalizada la sesión es conseguir que esa emoción baje a 0. O que, por lo menos, esté por debajo de 4, que es el límite a partir del cual las emociones son llevaderas y “suaves”.

Pero claro, si yo no puntúo la emoción desde un principio, será imposible que pueda ver si el Tapping está funcionando y si voy progresando a la hora de bajar la intensidad de esa emoción. Por eso es tan importante puntuar las emociones antes de hacer la ronda de cada frase.

Lo normal es que, al final de la sesión de Tapping, esa emoción haya bajado mucho de intensidad. Y si no mucho, por lo menos un 20 o 30%. Lo cual es más que válido, sobre todo para alguien que empieza y aún no tiene mucha práctica con la técnica.

Lo que hay que tener en cuenta es que “las frases” que hacemos con Tapping no son “las emociones”. La frase que yo utilice es sólo un recurso para traer la emoción, pero ya dije en el artículo de la semana pasada que la frase no tiene que ser lógica ni exacta, sino que simplemente tiene que ayudarme a entrar en estado emocional. De esta forma, la frase “Mi jefe es idiota” traería la emoción de “Ira” o “enfado”, con lo cual, a la hora de puntuar la intensidad de esta frase, habría que puntuar la intensidad de enfado que nos provoca, no la de la frase en sí. No hay que cometer el error de pensar que tenemos que puntuar cómo de idiota es nuestro jefe, en una escala oficial y objetiva de 0 a 10.

También se puede hacer Tapping con las creencias, en cuyo caso, puntuaríamos la convicción con la que creemos que “nuestro jefe es idiota”, pero NUNCA se trataría de puntuar algo objetivo, sino siempre algo subjetivo.

Es decir, que se trata de puntuar nuestra percepción de la situación y la intensidad de la emoción, nunca de la situación en sí. Y aunque, nosotros sepamos que nuestro jefe, objetivamente, no es imbécil, da igual, porque esa frase, para nosotros tiene carga emocional y eso es lo único que debe importarnos.