Seleccionar página

perfecto 1Un punto muy importante a recordar cuando queremos mejorar nuestra Inteligencia Emocional es que no existe el momento perfecto. Aceptar esto es muy importante. La vida no es perfecta. Vivir, implica, por definición aceptar las imperfecciones y saber tirar para adelante a pesar de ellas. Si centramos nuestra atención en las cosas que no están yendo bien, o en los escenarios que no son como nosotros quisiéramos, siempre vamos a encontrar excusas para no hacer las cosas.

Piénsalo bien: ¿alguna vez hubo un escenario perfecto para hacer algo? No, ¿verdad? No hay nada perfecto. Somos nosotros los que poco a poco con nuestro trabajo y nuestra constante perseverancia hacemos que las cosas acaben siendo perfectas (o mejor dicho, casi perfectas).

Si queremos tener una buena Inteligencia Emocional tenemos que ser capaces de aceptar que nunca vamos a encontrar un momento perfecto para hacer algo. Eso no existe. Y buscamos eso porque nuestra mente está deseando ponerse excusas para no hacer las cosas, porque esas cosas nos dan miedo, en el fondo.

Es muy frecuente ver gente que logra grandes cosas y aún así está insatisfecho. Una pequeña dosis de insatisfacción es sana, y nos sirve para mejorar, pero cuando tenemos más insatisfacción de la que nos es útil, acabamos entrando en un proceso autodestructivo que acaba desembocando en no hacer nada.

La excusa más utilizada del mundo es “lo haría si…”. Lo haría si no estuviera cansado, lo haría si no estuviera hablando con una amiga, lo haría si las cosas fueran de otra manera.

Las cosas no son de otra manera, ni lo serán si tú no haces nada para cambiarlo.

No te centres en lo que podría ser. Céntrate en lo que sí puede ser, y hazlo. Ya.

El Juego Interno

Si nunca has oído hablar del Juego Interno, te recomiendo que leas este artículo.

El Juego Interno es la forma en la que pensamos y sentimos. Si tenemos un buen Juego Interno, seremos capaces de ser proactivos y asertivos y tomaremos acción para conseguir nuestras metas.

Pero lo más importante es que tengas claro que no existe el momento perfecto, ni las condiciones perfectas. Las cosas nunca van a salir como tú quieres. La clave está en hacer lo que tengas hacer igualmente.