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Los “heavys” de Gran Vía

Hoy os traigo un intersante vídeo sobre tribus. Imagino que para la mayoría de los lectores del blog, el ejemplo de este vídeo es una tribu un tanto radical y que nos es un poco ajena…pero no deja de ser muy interesante. El vídeo muestra la historia de dos “heavys” anti-sistema de la capital española que tienen una forma de vida muy diferente a la del resto, pero con bastante congruencia y puntos interesantes. Aunque no podamos sentirnos identificados con ellos directamente…sí que es bueno conocer estos casos para darnos cuenta de que sólo nosotros mismos podemos saber lo que es congruente dentro de nuestra vida y lo que nos hace felices. Nadie más puede saber cuál nuestro camino.

P.D. Gracias a Holmes por pasarme el vídeo.

Trucos conversacionales. 3- Habla de lo que a ella le interese

En el primer artículo de esta sección hablé de la importancia de centrar nuestra conversación en hablar de la otra persona en vez de hablar de nosotros. Pero no sólo es importante hablar de la otra persona, porque eso es muy vago.

Dentro del concepto de hablar de la otra persona es importante centrarnos en las áreas de su vida que a esa persona le interesen. Todos tenemos áreas de nuestra vida que nos apasionan, otras que nos aburren y otras que nos tienen un poco acomplejados o traumatizados.

Cuando hablamos con una persona de nuevas…aún no conocemos su mundo. No sabemos qué le parece apasionante de sí mism@, ni qué áreas considera aburridas o traumáticas. Es por ello que tenemos que “fluir” y dejarnos guiar por sus comentarios, dejando que, aunque nosotros seamos los que estemos preguntando…en el fondo sea la otra persona la que esté dirigiendo toda la conversación. Y no os preocupéis que esto no es nada complicado. En cuanto la otra persona sienta que realmente la estamos escuchando, ella misma será la que nos saque los temas de conversación qué más nos interese.

Si una persona intenta conseguir que yo hable de mí mismo…no será igual que me pregunte por mi ropa que que me pregunte por mis estudios. A mí personalmente la ropa me puede dar igual y los estudios interesarme muchísimo. O viceversa, me puede encantar la ropa y tener un trauma con los estudios y no querer hablar de ese tema. Por mis comentarios, mi interlocutor debería saber percibir eso para evitar un tema y centrarse en el otro.

La gente por sí misma y de primeras NO va a sacar un tema que considera traumático, ni tampoco un tema que considere aburrido. Si nosotros no aplicamos ningún tipo de filtro a la conversación y si no intentamos “barrer para casa”, la otra persona, por sí sola en seguida irá sacando en la conversación las cosas que le parecen más interesantes.

Un error que cometen muchos hombres es que acaban haciendo comentarios y preguntas de lo que a ellos les interesa…en vez de callarse y/o centrarse en los temas que está sacando la otra persona.

Pero claro, no aplicar ningún filtro, ni barrer para casa…puede ser muy difícil al principio. Sobre todo para una persona que no ha trabajado sus habilidades sociales antes. No se puede pretender que alguien pase de 0 a 100 en una semana. Hay que ir interiorizando estas habilidades poco a poco. Fijándose objetivos intermedios.

La conversación ideal es aquella en la que hablamos de lo que a ella le interese, pero mostrando un interés y curiosidad reales por sus palabras…y, eventualmente, dando nuestra opinión sincera en los puntos en los que vemos que esa opinión puede ser útil…bien porque la ayudemos directamente, o bien porque estemos premiando su inversión.

Yo no digo que siempre haya que hablar de lo que las otras personas quieran. Pero habrá momentos en los que queramos que la otra persona se sienta cómoda, confiada y a gusto a nuestro lado…habrá momentos en los que querremos que la otra persona se sienta especial…y en esos momentos en los que queramos conectar con ella y premiarla…tendremos que utilizar estos recursos para que nos vea como buenos conversadores, personas interesantes y cercanas que sabemos escuchar y que la sabemos hacer sentir a gusto.

Interés y necesidad

En el artículo del lunes pasado hablé del Tercermundismo Sexual, y de cómo arrastramos en nuestra vida una constante sensación de escasez que hace que veamos a las mujeres como un hambriento ve la comida.

Proyectar esa necesidad es algo nefasto a la hora de interaccionar con chicas. Y es algo que se aplica a TODAS las fases de la interacción. Que una mujer atractiva nos interese, nos despierte curiosidad o nos llame la atención es NORMAL. Que una mujer atractiva nos encante y queramos tener sexo con ella antes de conocerla, por el simple hecho de que sea atractiva es NECESIDAD. Esta matización es importantísima.

La diferencia entre interés y necesidad es MUY pequeña.

Interés es cuando yo tengo curiosidad por conocer a una persona que me ha llamado la atención por algo.

Necesidad es cuando una mujer me vuelve loco sin conocerla de nada, por el simple hecho de ser atractiva.

El problema de todo esto es que la mujer lo va a notar. Las mujeres están genéticamente preparadas para diferenciar el interés de la necesidad y en cuanto noten necesidad, sus alarmas sonarán y empezaremos a perder puntos, hasta llegar a la descalificación total.

Que una mujer esté “buena” o sea atractiva NUNCA debe ser suficiente para gustarnos. Esto es MUY frusco. Un hombre con opciones jamás se conformaría sólo con eso. Que sea una mujer interesante, educada, inteligente, con estilo, agradable, buena persona, etc. son rasgos que nos tienen que importar igual o más que el simple hecho de que sea atractiva.

Si esto es importante con las mujeres normales…con las mujeres muy atractivas es aún MÁS importante, porque TODOS los hombres se ven deslumbrados por su belleza y no ven más allá. La mejor forma de conseguir conectar con una mujer muy atractiva es, realmente, demostrar de forma legítima que el hecho de que sea muy atractiva es sólo un rasgo de muchos…y que tenemos un interés real en saber si es una mujer que merece la pena a nivel personal.

Es decir que las tratemos COMO PERSONAS.

Da igual si estamos haciendo directo o indirecto, porque lo importante no es lo que hacemos sino por qué lo hacemos. Lo único que importa es que nuestras emociones sean las adecuadas. Yo me puedo acercar a una mujer y decirle sinceramente que me ha llamado la atención y que vengo a conocerla y a descubrir si es una mujer interesante. Si realmente me he acercado por eso…estoy transmitiendo muchísimo valor.

Recomiendo a todo el mundo que lea y estudie a Egoland, que tiene un trabajo interesantísimo sobre el método directo aplicado bajo este prisma.

Además, la mujer no sólo va a notar si entramos por necesidad o no, sino que nos va a poner pruebas para comprobarlo. Y esas pruebas son infalibles. Al cabo de un rato ella sabrá EXACTAMENTE nuestro nivel de necesidad y nuestra congruencia. Así que más vale tener las emociones correctas.

En el artículo del lunes siguiente veremos algunas claves para conseguir tener esta sensación de abundancia selectiva a la hora de hablar con una mujer que haya despertado nuestro interés.

Agradece lo que tienes

Hoy os traigo una bonita historia de amor, ayuda y perseverancia.Y también una buena oportunidad más para sentirnos afortunados por todo lo que tenemos. Merece la pena ser agradecidos.

Espero que os guste.

Trucos conversacionales. 2- Deja espacios y escucha

Como dije en el artículo anterior…un buen conversador es aquel que sabe centrar la conversación en la otra persona. Y hay algo aún más poderoso que hablar de la otra persona: que la otra persona hable de sí misma.

El arte de conseguir que los demás hablen de sí mismos es una capacidad que depende de muchas cosas que merecen la pena ser aprendidas. En estos artículos veremos varias de ellas.

Hoy empezaremos por un pequeño truco que, seguro que os resulta de bastante utilidad.

Como muchos de vosotros os habréis podido imaginar…algo básico para que la otra persona hable de sí mism@ es ESCUCHAR. Y para escuchar es muy importante CALLARSE. Sí, sé que muchos pensaréis que esto es un obviedad, pero no lo es para nada. Es más, podría decir que uno de los MAYORES errores que cometemos los hombres es NO escuchar. Esto no sólo lo digo yo…si hacéis memoria…es una de las constantes quejas de las mujeres hacia los hombres. Que no las escuchamos. Y suelen tener razón.

Pues bien, para conseguir escuchar…hay dos reglas que seguir en una conversación:

  1. Nunca cortar NUNCA a nuestro interlocutor cuando esté hablando. No cortéis a las pobres chicas a mitad de conversación. Lo que importa no es que vosotros seáis brillantes en vuestros comentarios. Es mucho más importante que ella sea vuestra princesa y que os cuente todas sus cosas y se abra a vosotros intentando gustaros. Así que JAMÁS cortéis a una chica cuando esté hablando, a no ser que sea cuestión de vida o muerte. Y si lo hacéis…siempre pedid disculpas y decidle que continúe con lo que estaba contándoos.
  2. Cuando ella se calle, hablad. Después de hablar, preguntad. Y después de preguntar, CALLAD de nuevo. Dejad SILENCIOS. Muchas personas son tímidas e introvertidas y no van a hablar si no les dejamos “margen”. Al principio contestará con monosílabos y se irá soltando, poco a poco. Es muy importante que esa persona note que tiene espacios de silencios para rellenar con sus ideas y palabras.

Esto no es una ciencia exacta. Es más bien un arte. Si dejamos demasiado espacio en silencio y la otra persona no dice nada, eso será raro y puede ser violento. Pero si no dejamos espacio, la otra persona no se animará a explayarse. Es un equilibrio.

Hay que permanecer en silencio durante un par de segundos, siempre que la otra persona termine de hablar. Para que ella sienta que estamos escuchando y que esperamos de ella que realmente nos cuente sus cosas. Si vemos que contesta con monosílabos también es un buen recurso mirarla en silencio con cara de “estoy esperando a que sigas” y que ella note que tiene que invertir más y que la estamos escuchando.

Pero lo que jamás debemos hacer es estar ansiosos por evitar los silencios. No debemos contestar rapidísimo cuando ella termina de hablar. Dejemos espacios en blanco para que ella participe. Y cuando ella hable, por supuesto, escuchémosla.